Sermón sobre Efesios 2:1-3

The Master’s Seminary

SERMON DE 15 MINUTOS DE EFESIOS 2:1-3

UNA TAREA ENVIADA A LA FACULTAD

EN CUMPLIMIENTO PARCIAL DE

PM604 PREPARACIÓN DE MENSAJES, TALLER

POR

OSCAR MAURICIO ESCOBAR PORRAS

CHACHAGÜI, COLOMBIA

abril, 2020

Introducción.

Existen dos extremos en los cuales como creyentes podemos estar propensos a caer, uno es llegar a quedarnos con las culpas del pasado, considerando que fuimos tan malos que se nos dificulta creer que el Señor ha borrado totalmente nuestros pecados y ya no se acuerda de ellos; así vivimos atormentados por la cual  del pasado.

            Y el segundo extremo, es el polo opuesto, en mi consideración, más peligroso que el primero, pues en este extremo, nos investimos de una santidad y un tan alto concepto de nosotros mismos, que nos creemos superiores a todos los demás, convirtiéndonos en fiscales y jueces del resto, esto nos lleva a hacer mofa, condena y rechazo de aquellos que no están en la fe. 

Proposición.

En estos tres puntos que vamos a estudiar, obtendremos una radiografía de cómo éramos* antes de ser lavados en la Sangre del Cordero de Dios; por ello deberíamos mostrar tanta gratitud hacia el Señor, como Él se merece por habernos limpiado.

Texto: Efesios 2:1-3

La Reina Valera, entre otras traducciones adiciona la oración “Él os dio vida”, a parte de las elipsis que hacen todas para una mejor compresión del texto al español. Por ello en el presente nos regiremos por la traducción más aceptada y utilizaremos la Biblia Textual. Ahora, también es bueno aclarar que la mencionada adicción no es caprichosa del todo; ha sido “impuesta” basada en el pre y pos texto que siguen a los 3 versículos que nos ocupan hoy.

1.- Estábamos muertos V. 1

            Aquí quiero detenerme en 3 puntos que considero bien importantes, cuando el Señor dice: ustedes estaban muertos, y añade que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, puedo ver que de manera justa nos recuerda que somos responsables de nuestra condición; nuestros delitos y pecados nos habían llevado a la muerte, y ese el primer punto. Aquí nadie es inocente, nadie es responsable de las desgracias de otro Jer. 31:30a; hay quienes se tratan de escudar en que su infancia fue así o asá, que sus padres no le querían, etc., pero la Palabra del Señor es clara y firme, “Vuestros” suyos y míos hermano, no los de nuestros padres, pastores, tíos, y de nadie más; son nuestros pecados como dice Isaías 59:2.

            El segundo punto es que por estar muertos en nuestros pecados, íbamos directo al infierno Mt 23:33; Lc 121:5, y aquí me gustaría hacer una aclaración mis amados, y es que se suele decir que Dios enviará a los pecadores al infierno, pero si analizamos estos tres versículos, podemos concluir que Dios no envía a nadie al infierno, quienes van a ese lugar, lo hacen por sí mismos, su actuar, su conducta, su rechazo al Evangelio, es el camino que cada uno ha escogido, y nadie es desconocedor cual es el final de ese camino.

            Y por ese camino estábamos transitando nosotros, rumbo al infierno, y aunque lastimosamente hoy no se habla de ellos, como el tema de la salvación es central en las Escrituras, así el infierno también es central, pues en últimas de ese lugar y destino, es que nos ha librado el Señor, quienes transitan con ese rumbo, lo hacen por sí mismos, vemos Mt 7:21-22 y Apc 21:8; 22:13-15, muchas de esas prácticas, eran el diario vivir de los aquí presentes y ese es el camino que llevábamos, del cual el Señor nos rescató.

            Y así como un muerto está sin esperanza, así estábamos nosotros Ro 6:23a, sin ninguna esperanza, este el tercer punto que me llama la atención del pasaje; un muerto no puede hacer nada por sí, y menos para sí mismo, ni siquiera darse sepultura, otros tienen que hacerlo por él; de igual manera nosotros, como lo dice más adelante este precioso libro, Ef 2:12, estábamos en el mundo sin Dios y sin Esperanza. Todo esto nos trajo nuestros delitos y pecados.

2.- Estábamos apartados de Dios V. 2

            Y aquí es importante que examinemos lo que significa estar apartados de Dios; a mucha gente parece no importarle esto, otros son más atrevidos, y dicen que Dios los ha abandonado, pero lo peor es que hay algunos más osados, que piensan que Dios en el último momento, cuando ellos se mueran, “se volverá” a ellos para llevarlos consigo. El problema de quienes así piensan, es que no se dan cuenta que si bien es cierto que Dios está lejos y apartado de ellos, no es gusto propio del Señor, sino por lo que vimos anteriormente, por sus delitos y pecados Is 59:2.

            No es el Señor quien toma la iniciativa de separarse de sus criaturas, son las personas, quienes se apartan del Señor, y de esas personas formábamos parte tu y yo mi hermano, nuestros pecaminosos comportamientos nos tenía alejados del Señor, y su distancia trae consecuencias dentro de las cuales vamos ver tres consecuencias de apártanos del Señor. Y la primera es que como dice nuestro texto, seguíamos al mundo, y todos sabemos que el mundo y sus deseos pasan 1Jn 2:17a,

            Y no es desconocido para nosotros que cualquiera que se hace amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios Stg 4:4, por lo mismo aquellos que siguen al mundo y sus corrientes, llevan el sello de enemigos de Dios, y eso hacíamos nosotros en otros tiempo. Hermanos, no es cosa simple haber estado siguiendo al mundo, cuando hacíamos así, el amor de Dios no estaba con nosotros 1jn 2:15; seguir al mundo es dar la espalda a Dios.

            El segundo punto de estar apartados de Dios, es que seguíamos los caminos de Satanás. Hay quienes reconocen que no son hijos de Dios, y eso está muy mal, pero lo peor es que además aseguran que tampoco son hijos del diablo. Hermano, usted puede estudiar la Biblia de Génesis a Apocalipsis, y no va encontrar que hay un tercer grupo de personas; en toda la Biblia, solo encontramos a los hijos de Dios, y los hijos del diablo como lo vemos, entre otros, en Job 1:6; 1Jn 3:1-2, 3:10, 5:2. No existe un tercer grupo.

            O se es hijo de Dios o se es hijo del diablo, aclarando sí, que ese hijos del diablo, no es porque el diablo los haya engendrado, o creado, pues él ni puede crear ni engendrar; pero la Biblia los llama así, porque ellos deciden seguir a su padre el diablo como el Señor Jesús llamó a los fariseos, en Jn 8:44, y allí deja claro que son llamados así porque siguen los deseos de Santanas; por consiguiente todo aquel que practica el pecado es seguidor de los caminos del diablo y a su vez se hace a sí mismo hijo del diablo. Y eso éramos antes.

            Y el tercer punto, es que el diablo actuaba en nosotros, porque éramos hijos de desobediencia. Y cuando el diablo actúa en una persona, queda claro que dicha persona está en obediencia al mismo Jn 8:44b, y de igual manera como dijo el Señor, “no podéis servir a dos señores”, al estar obedeciendo al diablo, está más que claro que se está desobedeciendo a Dios y volvemos a los dicho anteriormente, cuando estamos lejos del Señor, estamos cerca del diablo, y cuando estamos fuera de la cobertura de Dios, es claro también que estamos bajo la cobertura del diablo, y eso era también parte de lo que éramos antes de ser rescatados por Cristo el Señor.

3.- Estábamos expuesto al juicio eterno de Dios.  V. 3

            todos nosotros teníamos asegurado un lugar en el infierno, que es el destino final de los que estarán en el juicio eterno del Padre Dios Ro 3:23; ningún hijo de Dios estará en éste juicio, pero antes que el Señor nos rescatara, nosotros éramos, como dice el texto, por naturaleza hijos de ira, igual a los demás, y ¿cuáles son los demás?, los que no han sido escogidos, los incrédulos, para quienes está preparada la copa de la ira de Dios, y tú también estabas en esa lista mi amado hermano.

            Y aun cuando el texto dice que nosotros en otro tiempo vivíamos en los deseos de nuestra carne, y en Gálatas 5:19-21 se describen cuáles son esos deseos, y qué les espera a quienes practican estos deseos de la carne, y nosotros también nos “deleitábamos” en esas obras pecaminosas, las cuales nos hacían hijos de ira como los demás, lo cual a su vez nos excluía del Reino de Dios y nos exponía a su juicio Ro. 1:18; Col 3:6, debemos reconocer que nada que nosotros hubiésemos hecho, nos sacó de ese lugar.

            Por el contrario, todo lo que hacíamos lo hacíamos para buscar satisfacer los deseos de la carne, y como bien dice el Apóstol Pablo, los deseos de la carne batallan contra el espíritu Gal 5:17, y estos deseos que antes nos llevaban por caminos de pecado, no provienen de Dios, sino del mundo 1Jn 2:16, y en esos deseos nos deleitábamos antes de ser libertados por el Señor Jesús; por ello estábamos en la lista de los enjuiciados.

            Éramos así mismo, hijos de ira, estábamos expuestos a la justa ira de Dios, y ¿por qué estábamos en dicha posición?, no era por adopción como lo somos ahora hijos de Dios; es claro lo que dice la palabra, esa era nuestra naturaleza, la maldad estaba innata en nosotros, dicho de una manera más sincera, no estaba en nosotros, sino que era la esencia misma de nosotros, a eso se refiere el termino griego “por naturaleza”; naturalmente éramos hijos de ira.

            Pero he ahí, una razón más para estar agradecidos con Señor, su obrar misericordiosa en nosotros, Él, por iniciativa propia Efe 2:8, actuó a nuestro favor, y no de cualquier forma simple o sencilla, Dios fue contra la naturaleza, y de forma natural para Él, convirtió esa naturaleza corrupta en incorrupción 1 Co 15:50, 53-54; consiguiendo así cambiar nuestra condición de hijos de ira, a hijos suyos en adopción Ro 8:15.

            En resumen mis amados hermanos, nosotros, tú y yo, en otro tiempo éramos igualiticos a los incrédulos, ni más ni menos, y merecíamos todo lo que usted sabe que pesa sobre ellos, pero Dios que es rico en misericordia, nos amó y nos levantó de la muerte a la vida y nos llevará a su Reino en su manifestación Ef 2:4.

Conclusión.

            Como se pudo observar en los tres versículos que acabamos de estudiar, todo lo que el Apóstol, inspirado por el Señor, ha descrito de nosotros es ciertísimo, no creo que haya aquí alguno que pusiese decir lo contrario, no creo que haya alguno que pueda decir, yo no era servidor del diablo, yo no era hijo de ira, no andaba en los deseos de la carne, yo no estaba muerto, jamás estuve apartado de Dios, quien así pensara, definitivamente sus propias palabras testifican contra él, que sigue siendo todo lo que describe la Palabra.

            Y si somos verberaros creyentes, nacidos de nuevo y sellados con el Espíritu de Dios, reconoceremos que en otro tiempo éramos todo lo que describe el Señor en su Palabra, de quienes hoy somos su pueblo. Pero si al meditar en ello, no somos movidos a tener una inmensa actitud de gratitud hacia quien todo lo dio por nosotros, si no somos capaces de manifestarle con nuestras acciones, con nuestros esfuerzos por agradarle y hacer las cosas bien, podemos estar seguros que algo no está bien en nosotros.

            Cuando yo pienso en el infierno, en aquellos que se van a ir a ese lugar, en lo que yo era, y que ahora soy, y medito en cual fue la razón del cambio hubo en mí, quien fue el causante de ese cambio tan drástico, y las consecuencias que me esperan gracias a esa transformación, el lugar que me esperaba y el que ahora me espera, no puedo hacer menos que rendirle todo mi ser, toda la vida que me da, todo mi tiempo, y proyectarme a gastar lo que me queda de vida en buscar su Reino y su Justicia Mt 6:33, y esto no pagar, porque soy tan miserable que no tendré nunca con qué y sería un insulto a mi Señor, es Gratitud.

Bosquejo:

1.- Estábamos Muertos en nuestros delitos y pecados. V 1 (Ro 6:23)

            a.- Sin esperanza Ef 2:12

            b.- Rumbo al infierno Mt 23:33; Lc 12:5 (La realidad del Infierno hoy no se habla)

            c.- Responsabilidad nuestra total.  (El Señor no envía a nadie al infierno….) Apc 21:8; 22:13-15;  Mt 7:21-22;

2.- En ese tiempo estábamos Aparatados de Dios V. 2

            a.- Siguiendo al mundo

            b.- Siguiendo los caminos de Satanás.

            c.- El diablo actuaba en nosotros.

                        1.- Desobedecíamos a Dios.

                        2.- Obedecíamos al diablo.

3.- Éramos parte de los hijos del diablo. V 3*

            a.- Satisfacíamos la carne. (Andad en el espíritu….)

            b.- Éramos hijos de ira.

            c.- Nada diferentes de los impíos.

WRITTEN BY: Oscar Mauricio Escobar Porras

“Soy un creyente nacido de nuevo el 25 de Febrero 1983. Trabajé como misionero entre los Wounaan en el Rio San Juan entre Chocó y Valle del Cauca, Colombia desde año 1989 hasta el 2012, cuando me fui a Chile, donde estuve apoyando en el pastorado a la Iglesia Bautista Bethel de Calama, Antofagasta, mientras encontraban un pastor de tiempo completo; también estuve como pastor obrero en la Cruzada Cristiana en el Bajo Calima, Buenaventura Colombia. Actualmente hemos decidido, después de orar al Señor, con mi esposa e hija, abandonar mi empleo secular, Isaías 26:13, como médico, e ir a instalarnos a una zona rural, a fin de iniciar unos estudios Bíblicos, con sus habitantes, con la grande esperanza que El Señor, conceda levantar una Iglesia que le adore en espíritu y en verdad, que le ame con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente y todas sus fuerzas, abandonando toda la mundanalidad que hoy se ha infiltrado en muchas iglesias llamadas Cristianas; y estoy terminando mi Maestría en Estudios Bíblicos en el TMS en USA. He estudiado Diplomados en Teología y en Misiones Mundiales en el Seminario Reina Valera en USA; Consejería Familiar bajo el Club 700 de USA, y Misionología Transcultural en Crisalinco en alianza con el Instituto Lingüístico de Verano bajo el Lingüista y Traductor del N. T. a la lengua Wounmeau, Rond Brinder, en Bogotá, Colombia. Secularmente, también soy Técnico de Refrigeración y Calefacción, así como Técnico de Motores Fuera Borda y afines. Nuestro lema y ferviente deseo de nuestros corazones, "Que la Iglesia se vuelva a las sendas antiguas" no sea que el Señor nos discipline como lo hizo con Israel, en las ocasiones que se alejaron de su Palabra. Solicito en el amor de Cristo, sus fervientes oraciones, por los propósitos de éste esclavo del Señor, dentro de su voluntad.”

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