DEJA QUE DIOS OBRE EN TU DOLOR Y VERAS BRILLAR UN DIAMANTE EN TI.
«En hierro fue puesta su persona,»
(Salmo 105:18.)
Si tomas esta frase y la traduces a nuestro lenguaje corriente, puedes leerla del modo siguiente, «El hierro penetró en su alma.» ¿No es ésto cierto? La aflicción y las privaciones, el yugo llevado en la juventud y el refrenamiento forzado en el alma, son cosas que conducen a una tenacidad de hierro, a un grandísimo propósito y a una perseverancia y fortaleza que son la fundación indispensable y el armazón de un carácter noble.
No huyas del sufrimiento, sopórtalo silenciosamente con paciencia y resignación, y ten la seguridad de que es el medio que Dios está utilizando para infundir hierro en tu vida espiritual. El mundo desea batallones de hierro, tendones de hierro y músculos de acero. Dios desea santos de hierro, y como el único medio de introducir hierro en la naturaleza moral del hombre es el sufrimiento, por eso El permite que sufra el hombre.
¿Estás pasando los mejores años de tu vida en una forzada monotonía? ¿Te encuentras sitiado por la oposición, la mala interpretación y el desprecio, lo mismo que el explorador de los bosques se encuentra sitiado por la maleza espesa? Entonces, toma aliento, el tiempo no lo estás desperdiciando, Dios está haciendo que pases por un régimen de hierro. La corona de hierro del sufrimiento, precede a la corona de oro de la gloria. El hierro se está introduciendo en tu alma para fortalecerte y darte valor. F. B. Me’ller.
Tomado de: Manantiales en el desierto de L. B. Cowman