A fines de mayo, los líderes de la iglesia protestante en Tayikistán fueron convocados a una reunión con Sulaymon Davlatzoda, presidente del Comité Estatal de Asuntos Religiosos y Regulación de Tradiciones, Ceremonias y Rituales. Durante la reunión, se les informó que el gobierno ya no registraría nuevas iglesias. “Mantendremos la cifra de iglesias registradas sin cambios a partir de ahora”, les dijo Sulaymon. Además, recordó a los líderes de la iglesia que no habrá actividades religiosas para los menores de 18 años, incluida su participación en campamentos religiosos.
Los creyentes en Tayikistán reconocen que prohibiciones como estas restringen severamente el compartir su fe, ya que prohibir nuevas iglesias pone un límite a cualquier aumento potencial en la población cristiana del país. A pesar de las estipulaciones gubernamentales, muchos creyentes continúan adorando y enseñando a sus hijos acerca del Señor, sabiendo que corren el riesgo de enfrentar graves consecuencias al hacerlo.
De acuerdo con la Ley de Religión, que entró en vigor en 2009, cualquier actividad religiosa realizada sin registro estatal es ilegal y punible. Numerosas iglesias han enfrentado multas y arrestos por violar estas leyes. Las restricciones para niños entraron en vigor en 2011 cuando la "Ley de Responsabilidad de los Padres" prohibió toda participación en eventos religiosos para menores, haciendo una excepción solo para los funerales. Para obtener más informes sobre la persecución de los cristianos en Tayikistán, vaya a nuestro informe de país.
Apoyar en oración a los líderes de la iglesia de Tayikistán, pidiéndole a Dios que les dé sabiduría mientras navegan sobre cómo abordar adecuadamente los nuevos desafíos que se les imponen. Que las familias cristianas que representan reciban ayuda y apoyo en su empeño por criar a sus hijos en los caminos del Señor (Efesios 6:4). Ore para que las autoridades del país presten atención a las preocupaciones expresadas por los miembros de la comunidad cristiana, lo que lleva a los cambios necesarios en las políticas opresivas del gobierno y, como resultado, al levantamiento de las restricciones injustas a las libertades religiosas.