SALIENDO DE TU PRISIÓN, CAMINA CON FIRMEZA HACIA LA PUERTA
«Pedro era guardado en la cárcel; ’11 la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.»
(Hechos 12:5.)
PEDRO ESTABA en la prisión esperando su ejecución. La iglesia no poseía ni influencia ni poder humano para salvarle. No había ayuda terrenal, pero había ayuda que podía obtenerse del cielo, y para obtenerla, los miembros de la iglesia se pusieron a orar con mucho
fervor. Dios envió Su ángel, quien despertó a Pedro de su sueño y lo condujo hasta la puerta de hierro, la cual se abrió por sí misma y Pedro fue libertado. Quizás haya alguna puerta de hierro en tu vida que te ha cerrado el camino y lo mismo que el pájaro enjaulado te has golpeado contra los barrotes, pero en vez de ayudarte, te has caído lastimado y cansado por completo. Hay un secreto que tienes que aprender, y éste es, el de la oración que crée, y una vez que lo descubras y llegues a la puerta de hierro, ésta se te abrirá por si misma.
Las necesidades urgentes requieren una oración muy intensa.
Cuanto desperdicio de energía y disgustos desagradables te evitarías si aprendieses a orar de la forma que lo hizo la iglesia en el alto aposento Si tú aprendes a orar, no con tu propia fe, sino con la fé de Dios, entonces las dificultades insuperables desaparecerán y las circunstancias adversas te serán favorables. Almas aprisionadas han esperado que se les abra la puerta durante muchos años; los seres queridos que están apartados de Cristo y atados por Satanás, serán libertados cuando oren y crean definitivamente en Dios.- C. H. P.
«Frecuentemente, los gemidos que no pueden expresarse son oraciones que no se pueden rchusar.»-C. H. Spurgeon.
Tomado de Manantiales en el desierto de L. B. Cowman