LA PIEDAD EN ESTA VIDA TIENE VALOR Y REPERCUTE PARA LA VIDA VENIDERA.
Como se nota por todo lo que se ha escrito hasta ahora en este capítulo, crecer en piedad (haciendo cambios que perduran) involucra mucho esfuerzo y mucha disciplina. Involucra sangre, sudor, y lágrimas. Toda esta plática de esfuerzo, compromiso y disciplina a lo mejor te deja preguntando, ¿por qué debo hacer eso? Déjeme contestar claramente: Tu prioridad más importante en la vida es llegar a ser una persona piadosa, porque la piedad tiene valor para absolutamente todo.
Pablo nos advierte en 1 Tim. 4:8, “porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.” Entiende lo que está diciendo Pablo: está diciendo que ¡no hay nada, ninguna actividad, ninguna relación, ningún aspecto de la vida en lo que no ejerce influencia para lo bueno, la piedad! De otro modo, la piedad tiene valor en esta vida y tiene valor para la vida venidera. Si eres piadoso, ¡tienes lo mejor de los dos mundos!
El valor de la piedad en el futuro
La muerte ayuda a poner el valor de la piedad en perspectiva. Todos los hombres mueren, pero los únicos que van a ser felices cuando mueren son los piadosos. La profanidad no tiene valor para la vida venidera.
Jesús narra la historia de un hombre profano en Lucas 12. Este hombre no era tan malo. Jesús no dice que fue adúltero. Jesús no dice que este hombre era asesino o un blasfemador terrible. Muchas personas creen que el hacer estas cosas es la esencia de la profanidad. ¡Así no es! Hacer este tipo de cosas ciertamente es una manifestación de la profanidad, pero no es el total o la esencia de la impiedad. La profanidad puede involucrar estas cosas, pero la profanidad es mucho más que eso.
La profanidad es simplemente no vivir tu vida según la voluntad de Dios, y no vivir tu vida para la gloria de Dios. Profanidad involucra no tener la actitud correcta y no responder al verdadero y vivo Dios. Involucra enfocar en tus propios deseos, tus propios valores, tus propias prioridades en vez de los de Dios. Incluye buscar dar gusto a uno mismo en vez de dar gusto a Dios, ser manejado por interés en uno mismo en vez de los intereses de Dios. En esencia, es la auto-adoración, en vez de adoración de Dios. El hombre descrito en Lucas 12 era profano porque vivía para sí mismo. Tenía sus propios valores, sus propias normas, estaba buscando cosas que él quería buscar. Era un hombre rico, por hecho, tenía cosechas tan buenas que tenía que construir almacenes más grandes. Tenía un plan muy sencillo para su vida: Comer, Beber, y Ser Feliz. A lo mejor suena como mucha gente que conoces.
El mundo te va a decir que este hombre está muy bien, está viviendo la vida a lo máximo. Pero la Biblia dice que era un necio. Dios le llegó y le dijo, “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma.” Dios le llamó necio porque tenía la idea totalmente equivocada de lo que era valeroso. Estaba viviendo en lo temporal en vez de lo eterna., adorando a sí mismo en vez del verdadero y vivo Dios, enfocando en lo que le daba placer a él, en vez de lo que daba placer a Dios, buscando su propio reino en vez del reino de Dios (Mat. 6:18–33).
Si pudieras ir hoy al infierno a hacer una entrevista con aquel hombre, y pudieras preguntarle, “¿Valía las cosas por lo cual vivías, valía tu estilo de vida para la vida venidera?” Gritaría él, “¡No!” La profanidad no tiene valor, ninguno, en la vida venidera.
Pero, ¡qué diferencia hay para aquellos que han hecho la piedad su meta en la vida! Porque la muerte justa es la puerta a gozo sin fin. La muerte no es algo a temer, sino algo a contemplar con anticipación, porque “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos.” (Sal. 116:15) Aunque ciertamente Dios no goza de las experiencias dolorosos que pueden acompañar la muerte del piadoso, está contento cuando mueren, ¡porque una de las razones de Dios de salvarnos es para vertirnos su amor por toda la eternidad!
Pablo escribe en Efesios 2:4–7 que Dios nos salvó por su gran misericordia y amor. Nos hizo vivir otra vez junto con Cristo, nos resucitó con El, “para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús…” Es como parar un creyente en frente de una presa grande, atrás de esa presa está el océano del amor de Dios, y cuando llegamos al cielo, la gracia y misericordia de Dios va a romper la presa, y vamos a estar nadando en el gran océano del amor de Dios por toda la eternidad. Hemos experimentado el gran amor de Dios aquí en la tierra, ¡pero nada como lo vamos a experimentar en el cielo!
Juan describe a un grupo de creyentes que han llegado al cielo en Apocalipsis 7. Que estas personas eran hombres y mujeres piadosos se deduce claramente del contexto. Sus vidas en la tierra tal vez eran muy difíciles, tuvieron que aguantar gran persecución, pero ahora están en paz. Sirven a Dios día y noche en Su templo. Tienen acceso inmediato con Dios. Ya no tienen hambre, ya no tienen sed, nunca se quemen por el sol, están guiados por el Cordero de Dios quien está en medio del trono. ¡Dios mismo enjugará cada lágrima de sus ojos! Y si por alguna manera pudieras visitar al cielo y entrevistar a la gente allí, descubrirías que todos te dirían que la piedad tiene valor para la vida venidera. Para los piadosos, “¡el vivir es Cristo, y el morir es ganancia!” Disciplínate para la piedad porque ¡para los piadosos lo mejor todavía está por llegar![1]
[1] Wayne Mack, Haciendo cambios que perduran: Resolviendo los problemas de la vida como Dios quiere (Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia, 2006), 14–17.