VENCIENDO POR MEDIO DE CRISTO JESÚS Diciembre 18 2012
«En todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó.» (Romanos 8 :37.)
EL Evangelio está arreglado de tal manera y el don de
Dios es tan grandioso, que tú puedes hacer a los ene-
migos que te ataquen y a las fuerzas ordenadas con-
tra tí, marchar a las mismas puertas del cielo y a la
presencia de Dios.
Sé como el águila que se posa en un despeñadero y
observa la forma como el cielo ennegrece y el cruzar
del relámpago; no obstante permanece con una calma
perfecta moviendo un ojo y el otro de vez en cuando hacia la
tormenta. Pero nunca se mueve hasta que empieza a sentir los
efectos de la brisa y sabe que es golpeada por el huracán.
Entonces dá una especie de grito, hace que su pechuga oscile
sobre la tormenta y utiliza ésta para que le lleve hacia el cielo.
Eso es lo que Dios quiere de cada uno de sus hijos, que sean
más que vencedores, que conviertan en una carroza la nube de
la montaña. Cuando un ejército es más que vencedor, es proba-
ble que haga al otro huir, que coja la munición, alimento y pro-
visiones y se posesione de todo. Eso es exactamente el signifi-
cado de nuestro texto. j Hay despojos que tomar!
¿Los has cogido tú? Cuando fuiste a aquel valle profundo
de sufrimiento, ¿salistes de él con despojos? Cuando fuistes
herido por aquella injuria y pensaste que había desaparecido,
¿confiaste en Dios de tal manera que con ella fuiste espiritual-
mente enriquecido? Ser más que vencedor significa tomar los
despojos del enemigo y apropiártelos. Lo que él había preparado
para tu derrota, tómalo y apr6pialo para tí mismo.
Cuando el Dr. Moon, de una ciudad de Inglaterra llamada
Brighton, se quedó ciego, dijo: «Señor, acepto de Tí, este talento
de ceguedad. Ayúdame a usarlo para Tu gloria, con el fin de
que a Tu venida puedas recibir 10 Tuyo con usura.» Después,
Dios le habilitó para que inventase el Alfabeto Moon para los
ciegos, por medio del cual miles de ciegos pudieron leer la Pala-
bra de Dios, y muchos de ellos fueron salvos.-Seleccionado.
Dios no sacó la espina de Pablo; hizo algo mucho mejor,
amaestró aquella espina y la convirtió en la sierva de Pablo.
Con frecuencia, el ministerio de espinas y dificultades ha sido
más valioso para el hombre que el ministerio de los tronos.
Tomado de: Manantiales en el Desierto.
L. P. Cowman